miércoles, 26 de noviembre de 2014

La obligada compañía del corredor en círculos. La escapada



23 de noviembre de 2014

Hace años que para mí los domingos se desarrollan estrictamente igual que el resto de las jornadas. Quiero decir que hago lo mismo (muy poco). Aún así siguen siendo días especiales, exangües, sin articulaciones.

Leo el párrafo de arriba y me doy cuenta de que me resulta imposible hablar de los domingos sin sobar un poco el estilo de Pla. De un catedrático que le da clase, y al que supongo provisto de numerosos chalecos, afirma que es muy bonito. Como un conejito recién peinado añade. También escribe de unos minerales dispuestos sobre una mesa que parecen piedras domesticadas.

Un conocido me cuenta su maratón en San Sebastián. Lo innúmero y cariñoso del público (a diferencia de los huraños y ralos espectadores de León, que también conoce). Él posee la contrastada certeza de que se corre más si le animan a uno. Me pregunto sobre mi propia capacidad de sugestión. Nunca he corrido en público (por decirlo de algún modo). Creo que si alguien me jalease de cualquier manera mientras corro me pararía inmediatamente, iría muy despacio hacia esa persona y le preguntaría, concernido, si se encuentra bien.







No hay comentarios:

Publicar un comentario