martes, 29 de enero de 2013

La obligada compañía del corredor en círculos. Blood on the Tracks



29 de enero de 2013


Era inevitable: ayer salí tarde (a las nueve de la noche) y vi a dos corredores que iban con luz por las orillas del río. Un evidente latinoamericano con una especie de casco de minero y una señorita con una pequeña linterna. Lo curioso es que hoy, sobre las ocho, cuando hay exactamente la misma iluminación (ninguna) nadie llevaba estos abisales dispositivos. Traté de ir detrás del hombre del Cono Sur y aprovecharme no sólo de su rebufo sino de su estela, pero iba zumbado. Anímense, señores, llevemos focos, bujías, candelas y farolillos al Bernesga y convirtamos sus lóbregas riberas en una fiesta gay. Más que nada porque si esperamos por el Ayuntamiento nos va dar el verano.

Lo de hoy: salgo sin ninguna gana y corro poco. Y me canso muchísimo. Esta debe ser la fase de los quince días sin fumar: uno se encuentra mal porque no fuma y ansía y rabia; pero si fuma se siente muchísimo peor y lamenta y plora y se agobia y se desanima. ¿El espíritu está pronto? Yo qué sé.


Sigo pensando en ideas para la contra del libro.






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